En Puente la Reina, Navarra, está el llamado Cristo de la Pata de Oca,
crucificado en una cruz con esa forma.
La
Pata de Oca fue también uno de los símbolos distintivos de los Maestros
Constructores de las catedrales, que lo grabaron en las piedras como
seña de identidad.
La
leyenda relata que la Magdalena fue a Roma para anunciar al emperador
Tiberio que Cristo había resucitado. El emperador le dijo que eso era
tan imposible como que el huevo que ella llevaba en la mano se volviera
rojo y, cuando acabó de decirlo, ¡el huevo se había vuelto rojo! (En la
imagen inferior vemos el mural del Santo Sepulcro de Jerusalem, lo cual
nos da la medida de la importancia de esta leyenda dentro de la
tradición cristiana.)