Otro
2 de febrero llega María Magdalena a Marsella, para quedarse allí
durante 7 años. La leyenda la sitúa viviendo en una cueva que ya era
sagrada mucho antes de la llegada de los griegos. Entre las tumbas de un
cementerio indígena del puerto de Marsella, Magdalena vivirá con los
miserables, curando a los enfermos con su saliva. La tradición sitúa esa
cueva en la actual cripta de la Abadía de Saint-Víctor (foto de aquí
abajo)
Desde
la cripta donde habitó la Magdalena, Nuestra Buena Madre Negra
(Notre-Bouéno-Méro-Négro o Notre-Dame-de-la-Confessión) luce rostro
negro y manto verde (foto inferior). En él lleva escrito con letras de
oro la palabra Theotokos "La que parió un dios" y, también, el lema del
Cantar de los Cantares: “Negra soy pero hermosa”, característico de las
vírgenes negras.